Una gran amiga mía me dijo una vez que la felicidad era como una tableta de chocolate...que no se podía tener entera, pero sí disfrutarla pedazo a pedazo, de ese modo, por pequeño que fuese, nos dejaría un perfecto sabor de boca.
Hoy, he dado un mordisco más a la felicidad.
Hoy, he vuelto a escuchar tu voz.
Hoy, te he hecho reír.
Y eso para mí, es más de lo que puedo pedir. Hacer reír a la gente, es algo que me hace feliz. Pero hacerte reír a ti, va más allá de cualquier felicidad posible.
No importa cuántas lágrimas derrame, cuántas horas de mi vida giren en torno a ti, si al final merecen la pena.
Te dije una vez: No estaré siempre que me necesites... Estaré SIEMPRE, aunque no me necesites.
Y va a ser así...hasta el final.
Hasta nuestro próximo encuentro, FRAN (L)