-Cada vez tengo más claro que soy adicta al dolor.
- ¿Adicta al dolor?
-Sí, al exquisito dolor de amar a alguien inalcanzable

viernes, 23 de marzo de 2012

Nothing more

-¡Ay...! No sabes como pesa a veces saber que estás tan lejos. No es fácil, pero al menos sé que estás ahí y que puedo confiar en ti. Además, cuento con que pronto podremos volver a compartir esos momentos de los nuestros. Buenas noches Fran. Te quiero mucho, jamás lo olvides.

Veinte minutos después...

-Pronto Isa, ¡¡PRONTO!!. Yo te quiero más.

A veces, no hace falta más. Y ella tampoco lo necesita. Es feliz con poco, y sabe que esas palabras viniendo de él, son mucho. Mucho más de lo que podría esperar.

A ratos sí, a ratos no. Pero es feliz. Porque sabe que cuenta con él. Pues cada mensaje que le ha escrito en las últimas semanas ha tenido respuesta, y eso antes nunca pasaba.

Feliz, aún y con todo.
Enamorada, y eso es suficiente. Suficiente para siempre.

domingo, 11 de marzo de 2012

Reencuentro, 2º parte.

Así que se marchan. Cada uno por un camino diferente, como había sucedido aquellos 2 años anteriores. Ella y sus amigos emprenden el camino hacia el coche, pues tienen que volver ya a casa. Y mientras caminan, contentos por haber pasado un rato tan agradable, ella se queda un par de pasos atrás, reviviendo una y otra vez ese abrazo que han compartido, en su mente. Si se concentra, aún puede sentir la presión de los brazos de él alrededor de su cintura, o ese perfume que tanto la enloquece. No puede evitar sonreír y sentir como una lágrima cae lentamente por su mejilla. La atrapa entre sus dedos antes de que sus amigas se den cuenta, y se une rápidamente a sus pasos.

Entonces, en el paso de cebra, mientras esperan a que el semáforo cambie de color para poder cruzar, le vuelven a ver. Allí está, en otra terraza. Sentado, sonriendo al encontrarlas de nuevo. Ella no puede evitar pensar que cuando crees que una historia está acabada, la vida volverá a ponértela ante los ojos. Su corazón vuelve a hincharse de felicidad cuando sus brazos y los suyos se funden en otro abrazo. Como si ella no fuese la única que lo había echado de menos en aquellos 15 minutos.

En realidad tienen prisa por marcharse, pero no quieren hacerlo. Ella no quiere hacerlo. Le tiene a su lado, cogiéndola por la cintura mientras habla con los demás. Parece que quisiese asegurarse de que no iba a moverse de su lado.

-¿Hacemos buena pareja?-Pregunta él a los demás, en un determinado momento.

Su mejor amiga no tarda en contestar.

-Claro que sí, Fran. ¿No os veis?

Y de nuevo, él la presiona con más fuerza contra su cuerpo.

-Dame un beso.
-¿Cómo?-contesta ella con las mejillas coloreadas de un rojo intenso.
-Dame un beso- repite él mientras con un dedo se señala a la mejilla.

Sabe que su petición tiene trampa, pero no va a ser tan tonta como para desaprovechar esa oportunidad. Así que se lanza a su mejilla. Y justo en el último momento, él gira la cara, provocando que sus labios y los suyos se encuentren. Aún así, ella no se aparta con rapidez, quiere recordar a la perfección el roce de sus labios para cuando lo eche de menos. Él no se aparta. Tras un par de segundos, finalmente se separan ante las risas de sus amigos.

Él la sonríe con picardía, y ella juega a parecer enfadada.

Entonces sí, se despiden. Pero no importa, pues sabe perfectamente que volverá a verle, antes o después. La vida es caprichosa y volverá a cruzarle en su camino cuando ella menos lo espere. Sólo que esta vez, estará preparada para lo que venga.

viernes, 2 de marzo de 2012

Love.

Le ama. Esa es la verdad.

Nunca le había gustado esa palabra, significaba demasiado para ella. Demasiado para alguien tan pequeña, tan joven e inexperta en comparación a semejante sentimiento. En ninguna relación anterior lo había dicho, jamás había dicho algo más que no fuese un "Te quiero".

Y mientras hoy ordenaba las carpetas de su ordenador, se detuvo en la suya con él. Fotos, conversaciones, menciones, lo que sea. Todo lo acontecido en esos 2 años anteriores se encontraba guardado allí. Suspiró y empezó a pasar las fotos, una por una, recordando cada momento en el que las instantáneas fueron tomadas. Sonrió al comprobar cuánto había cambiado ella, no sólo física, si no mentalmente. No podía describir la sensación que la embargó en ese momento, sólo ella y los recuerdos, agolpándose en el fondo de su mente. Y entonces lo supo: Lo amaba. No había sido siempre así, claro. Al principio fue una mera atracción física, luego algo más; y después, un poco más. Así durante todo este tiempo. Se dio cuenta de que no sólo había crecido ella, también lo había hecho el bello sentimiento que guardaba hacia él.

Finalmente, llegó a la última fotografía, curiosamente la última que se habían tomado juntos, hacía apenas una semana. La contempló durante varios minutos. Sí, le amaba. Con locura. Sería capaz de pasar mil veces por el infierno que tuvo que pasar si ello significaba haber vuelto a conocerle. Volvería a pasar por todo, por las lágrimas, por los desengaños, por las discusiones, por los meses sumida en la tristeza. Por todo. El amor es eso, una inmensa felicidad por un lado y por otro un desgarrador dolor.

Una vez escuchó una frase, y hasta ese preciso momento no fue capaz de comprenderla.

"-El corazón es un órgano tremendamente delicado. Te puede hacer sentir la felicidad más absoluta, o el dolor más profundo.
-¿Se puede vivir sin amor?
-No, al menos yo no podría.
-¿A pesar de todo el sufrimiento?
-A pesar. No cambiaría ese dolor por nada del mundo."