Le ama. Esa es la verdad.
Nunca le había gustado esa palabra, significaba demasiado para ella. Demasiado para alguien tan pequeña, tan joven e inexperta en comparación a semejante sentimiento. En ninguna relación anterior lo había dicho, jamás había dicho algo más que no fuese un "Te quiero".
Y mientras hoy ordenaba las carpetas de su ordenador, se detuvo en la suya con él. Fotos, conversaciones, menciones, lo que sea. Todo lo acontecido en esos 2 años anteriores se encontraba guardado allí. Suspiró y empezó a pasar las fotos, una por una, recordando cada momento en el que las instantáneas fueron tomadas. Sonrió al comprobar cuánto había cambiado ella, no sólo física, si no mentalmente. No podía describir la sensación que la embargó en ese momento, sólo ella y los recuerdos, agolpándose en el fondo de su mente. Y entonces lo supo: Lo amaba. No había sido siempre así, claro. Al principio fue una mera atracción física, luego algo más; y después, un poco más. Así durante todo este tiempo. Se dio cuenta de que no sólo había crecido ella, también lo había hecho el bello sentimiento que guardaba hacia él.
Finalmente, llegó a la última fotografía, curiosamente la última que se habían tomado juntos, hacía apenas una semana. La contempló durante varios minutos. Sí, le amaba. Con locura. Sería capaz de pasar mil veces por el infierno que tuvo que pasar si ello significaba haber vuelto a conocerle. Volvería a pasar por todo, por las lágrimas, por los desengaños, por las discusiones, por los meses sumida en la tristeza. Por todo. El amor es eso, una inmensa felicidad por un lado y por otro un desgarrador dolor.
Una vez escuchó una frase, y hasta ese preciso momento no fue capaz de comprenderla.
"-El corazón es un órgano tremendamente delicado. Te puede hacer sentir la felicidad más absoluta, o el dolor más profundo.
-¿Se puede vivir sin amor?
-No, al menos yo no podría.
-¿A pesar de todo el sufrimiento?
-A pesar. No cambiaría ese dolor por nada del mundo."
No hay comentarios:
Publicar un comentario