-Cada vez tengo más claro que soy adicta al dolor.
- ¿Adicta al dolor?
-Sí, al exquisito dolor de amar a alguien inalcanzable

domingo, 27 de mayo de 2012

No me importa lo que me cueste, los minutos, las horas, las lágrimas. Me da igual todo si a cambio consigo sacarte de mi vida de una vez por todas.

Ya falta menos.

"Lo que no te mata te hace más fuerte"


lunes, 14 de mayo de 2012

Un completo desconocido.


Eso es lo que eres. Al menos para mí.

Hoy, una vez más, ante mi cabezonería por no querer perderte me he puesto a observar tus fotos, esas que tanto me gustaban no hace demasiado tiempo. Y me he dado cuenta de que en realidad, no te conozco. Jamás lo hice. Me sé mejor que nadie tu exterior, tu fachada. Pero no sé más que eso. No puedo evitar preguntarme si en estos dos años, cuando te abrazaba... ¿Lo hacía a un amigo o a un completo desconocido?

Nunca me has preguntado sobre mi pasado, no te has esforzado en querer saber más de mí, pues supongo que sólo te interesaban mis sentimientos hacia ti. Nada más.

Es curioso porque a raíz de la última ocasión en la que me has hecho daño, cuando te veo en imágenes no puedo entender qué era lo que me resultaba tan cálido en ti. Sólo veo tu ego, tus mentiras, tu hipocresía, tu egoísmo. No veo nada de esa mirada que tanto me transmitía, ni nada de cierto en las palabras que me susurraste al oído la última vez que nos vimos.

Y es una pena que tenga que darme cuenta así, hubiese preferido que fueses tú quien me lo dijese.


Supongo que hasta los recuerdos tienen fecha de caducidad.

domingo, 29 de abril de 2012

Conozco a una persona que es capaz de hallar la perfección en una fotografía, que es capaz de hacer un texto rebosante de hermosura.
Todo lo que escribe influenciado por su inspiración es encantador.

Así es ella, como las flores, pues  no sólo son bellas en apariencia sino que también irradian una fragancia indescriptible por sí mismas. A parte de su belleza exterior, que siempre se hace más  notoria con su sonrisa, permite que disfrutemos de su belleza interior conociéndola poco a poco y aprovechando su simple compañía.

Es capaz de querer a las personas por poco que le ofrezcan como un buen momento que se pueda recordar con una sonrisa. Con ella aprendí a demostrar mi cariño y amor sin temor alguno, pues no hay que avergonzarse de lo que uno siente si es realmente sincero. Nunca le dije a nadie que siempre estaría ahí hasta que llegó a mi vida. No utilizaba esa palabra hasta que la conocí y ahora sé que puedo usarla porque es verdadera, la siento cuando la digo y también la pienso. Sé que será así siempre.

Seguramente os preguntaréis ¿Cómo sabes que puedes confiar en alguien? Normalmente existen dudas porque no conoces a esa persona lo suficiente o porque no sería la primera vez que te traiciona. Sin embargo, cuando alguien te demuestra con hechos y palabras que realmente te quiere, sí confías. De hecho, llegas a confiar ciegamente.  Pues esos hechos son parte de su demostración acompañado, por supuesto, de las palabras, ya que no todas son tan sencillas de pronunciar. Y para mi esa es la única manera en la que se puede confiar en alguien  sin temores.

Quiero decirle que la quiero porque sólo me pide compañía y cariño, que son lo que ella también me da. Sé que nunca podré agradecérselo lo bastante porque los días a su lado son increíbles y jamás me he aburrido con ella. Porque me ha hecho ver que el amor sí es importante en la vida. Es una persona que se ha ganado gran parte de mi corazón y creo que nadie podrá ofrecerme tanto amor incondicional como ella en tan poco tiempo y en el que nos queda. Ella es mi ángel. Gracias, quererte es poco.

lunes, 9 de abril de 2012

Límite.

¿La verdad?
Estaba cansada. Esa era la única verdad.

Ya debería estar acostumbrada, pues llevaba así ya 2 años. Pero era ingenua, y sobretodo, estaba enamorada, y de eso sabía que nadie tenía la culpa.

Pero él se había encargado de sobrepasar el límite de su paciencia cientos y cientos de veces. De hacerle creer que para él, ella es alguien. De desaparecer durante meses. De volver a aparecer en el último momento. De aparecer, de esconderse. De su "Ni contigo ni sin ti". Llevaba jugando a lo mismo tanto tiempo...

Ella no quiere volver a pasar por un verano como el anterior. No quiere volver a llorar cada noche, a no dormir, a no comer, a NO vivir. Quiere su propia felicidad, quiere ser egoísta. El problema es que no sabe/quiere/puede serlo.

A veces, le gustaría acostarse para levantarse a la mañana siguiente y descubrir que todos esos años no han sido más que un mal sueño. Mirar la pantalla del móvil y leer un sms de la persona a la que más quería antes de que ÉL apareciese, deseándole los buenos días y recordándola cuánto la quiere. Ir al instituto, continuar con sus estudios, con su antigua vida, esa que ahora le parece tan sencilla.

Y en días como hoy, desearía más que nunca el no haberle conocido.

miércoles, 4 de abril de 2012

One more time.

... Y todo aquello que ella evitaba, esas miles de horribles sensaciones que la recorrían por dentro. Todo eso reapareció en el momento más inesperado.

Bastó una sola mirada, una mirada que ya creía olvidada desde hacía mucho tiempo.
Luego, una sonrisa, de esas con las que siempre soñaba, pero a las que siempre lograba enterrar en el pozo de su propio olvido.

El cruel destino colocó todo eso ante sus ojos. Ella sólo quiso salir corriendo, traspasar aquellas estúpidas cuatro paredes y, simplemente, no ser nadie. Gritar hasta quedarse sin voz y llorar todo lo posible, sólo para saber con total certeza que ya no volvería hacerlo, que lo había olvidado

Quiso ser capaz de todo aquello, de no desvanecerse en esa sonrisa y poder ser fuerte ante una mirada que debía resultarle casi común.

Pero no pudo, aquello la superaba completamente.

ÉL la superaba continuamente cada vez que aparecía.

viernes, 23 de marzo de 2012

Nothing more

-¡Ay...! No sabes como pesa a veces saber que estás tan lejos. No es fácil, pero al menos sé que estás ahí y que puedo confiar en ti. Además, cuento con que pronto podremos volver a compartir esos momentos de los nuestros. Buenas noches Fran. Te quiero mucho, jamás lo olvides.

Veinte minutos después...

-Pronto Isa, ¡¡PRONTO!!. Yo te quiero más.

A veces, no hace falta más. Y ella tampoco lo necesita. Es feliz con poco, y sabe que esas palabras viniendo de él, son mucho. Mucho más de lo que podría esperar.

A ratos sí, a ratos no. Pero es feliz. Porque sabe que cuenta con él. Pues cada mensaje que le ha escrito en las últimas semanas ha tenido respuesta, y eso antes nunca pasaba.

Feliz, aún y con todo.
Enamorada, y eso es suficiente. Suficiente para siempre.

domingo, 11 de marzo de 2012

Reencuentro, 2º parte.

Así que se marchan. Cada uno por un camino diferente, como había sucedido aquellos 2 años anteriores. Ella y sus amigos emprenden el camino hacia el coche, pues tienen que volver ya a casa. Y mientras caminan, contentos por haber pasado un rato tan agradable, ella se queda un par de pasos atrás, reviviendo una y otra vez ese abrazo que han compartido, en su mente. Si se concentra, aún puede sentir la presión de los brazos de él alrededor de su cintura, o ese perfume que tanto la enloquece. No puede evitar sonreír y sentir como una lágrima cae lentamente por su mejilla. La atrapa entre sus dedos antes de que sus amigas se den cuenta, y se une rápidamente a sus pasos.

Entonces, en el paso de cebra, mientras esperan a que el semáforo cambie de color para poder cruzar, le vuelven a ver. Allí está, en otra terraza. Sentado, sonriendo al encontrarlas de nuevo. Ella no puede evitar pensar que cuando crees que una historia está acabada, la vida volverá a ponértela ante los ojos. Su corazón vuelve a hincharse de felicidad cuando sus brazos y los suyos se funden en otro abrazo. Como si ella no fuese la única que lo había echado de menos en aquellos 15 minutos.

En realidad tienen prisa por marcharse, pero no quieren hacerlo. Ella no quiere hacerlo. Le tiene a su lado, cogiéndola por la cintura mientras habla con los demás. Parece que quisiese asegurarse de que no iba a moverse de su lado.

-¿Hacemos buena pareja?-Pregunta él a los demás, en un determinado momento.

Su mejor amiga no tarda en contestar.

-Claro que sí, Fran. ¿No os veis?

Y de nuevo, él la presiona con más fuerza contra su cuerpo.

-Dame un beso.
-¿Cómo?-contesta ella con las mejillas coloreadas de un rojo intenso.
-Dame un beso- repite él mientras con un dedo se señala a la mejilla.

Sabe que su petición tiene trampa, pero no va a ser tan tonta como para desaprovechar esa oportunidad. Así que se lanza a su mejilla. Y justo en el último momento, él gira la cara, provocando que sus labios y los suyos se encuentren. Aún así, ella no se aparta con rapidez, quiere recordar a la perfección el roce de sus labios para cuando lo eche de menos. Él no se aparta. Tras un par de segundos, finalmente se separan ante las risas de sus amigos.

Él la sonríe con picardía, y ella juega a parecer enfadada.

Entonces sí, se despiden. Pero no importa, pues sabe perfectamente que volverá a verle, antes o después. La vida es caprichosa y volverá a cruzarle en su camino cuando ella menos lo espere. Sólo que esta vez, estará preparada para lo que venga.

viernes, 2 de marzo de 2012

Love.

Le ama. Esa es la verdad.

Nunca le había gustado esa palabra, significaba demasiado para ella. Demasiado para alguien tan pequeña, tan joven e inexperta en comparación a semejante sentimiento. En ninguna relación anterior lo había dicho, jamás había dicho algo más que no fuese un "Te quiero".

Y mientras hoy ordenaba las carpetas de su ordenador, se detuvo en la suya con él. Fotos, conversaciones, menciones, lo que sea. Todo lo acontecido en esos 2 años anteriores se encontraba guardado allí. Suspiró y empezó a pasar las fotos, una por una, recordando cada momento en el que las instantáneas fueron tomadas. Sonrió al comprobar cuánto había cambiado ella, no sólo física, si no mentalmente. No podía describir la sensación que la embargó en ese momento, sólo ella y los recuerdos, agolpándose en el fondo de su mente. Y entonces lo supo: Lo amaba. No había sido siempre así, claro. Al principio fue una mera atracción física, luego algo más; y después, un poco más. Así durante todo este tiempo. Se dio cuenta de que no sólo había crecido ella, también lo había hecho el bello sentimiento que guardaba hacia él.

Finalmente, llegó a la última fotografía, curiosamente la última que se habían tomado juntos, hacía apenas una semana. La contempló durante varios minutos. Sí, le amaba. Con locura. Sería capaz de pasar mil veces por el infierno que tuvo que pasar si ello significaba haber vuelto a conocerle. Volvería a pasar por todo, por las lágrimas, por los desengaños, por las discusiones, por los meses sumida en la tristeza. Por todo. El amor es eso, una inmensa felicidad por un lado y por otro un desgarrador dolor.

Una vez escuchó una frase, y hasta ese preciso momento no fue capaz de comprenderla.

"-El corazón es un órgano tremendamente delicado. Te puede hacer sentir la felicidad más absoluta, o el dolor más profundo.
-¿Se puede vivir sin amor?
-No, al menos yo no podría.
-¿A pesar de todo el sufrimiento?
-A pesar. No cambiaría ese dolor por nada del mundo."





martes, 28 de febrero de 2012

Confesiones.


Salió del taxi con el ramo de flores entre sus brazos, fijando la vista en el suelo para no perder el equilibrio. Y entonces al levantar la cabeza le ve, de pie, a unos metros de ella, observándola con una sonrisa. Se acerca despacio a él, titubeante, contando los segundos que quedan hasta llegar a sus brazos. Finalmente, tras lo que le parece una eternidad, se dan dos besos y un pequeño abrazo. Ella le ofrece el ramo que sostiene:

-Esto es para ti Fran, de parte de las chicas y mía.

No contesta, no hace falta. Recoge el obsequio y la premia con una tierna sonrisa.

-Estás muy guapa.
-Vaya, muchas gracias.
-Y más mayor.

Ella le mira con una sonrisa enorme en el rostro, esas que casi salen sin planearlo.

Se sientan en una terraza al sol para tomar un café. Uno al lado del otro. Él, sosteniendo las flores sobre sus piernas. El tiempo transcurre rápido, como cada vez que están juntos. Bromean, se preguntan sobre las últimas novedades. Ríen, ríen hasta llorar. Todo es de repente tan sencillo, tan fácil como respirar. Y ella... Ella apenas puede ser más feliz.

Finalmente llega la despedida. Se dan dos besos. Ella anhela algo más, pero no se atreve.

-Cuídate mucho Fran.
-Tú también. Y escríbeme
-No quiero agobiarte, de verdad...
-Tú nunca lo haces. Escríbeme por favor, aunque tarde en contestar horas, pero hazlo.

Sonríen una vez más, y cada uno inicia su camino en diferentes direcciones. Entonces, una de sus amigas hace que se detenga, y la dice:

-Venga Isa, que lo estás deseando.

Ella duda. Le mira con la duda inscrita en sus ojos. Él le devuelve la mirada con una sonrisa, una de las suyas. No necesita nada más. Se acerca a él y funde su cuerpo con el suyo en un abrazo que desearía que nunca, jamás, tuviese final. Y justo entonces, él la alza del suelo varios centímetros, pegándose así mucho más.

-Peso un poco más que las chicas-bromea ella.
-Para nada- susurra él. Un susurro íntimo, lleno de cariño, ¿Quizás de algo más...? No lo sabe. Él parece gratamente sorprendido por el cambio no sólo físico, sino mental de ella.

Y de repente, él la susurra al oído algo que jamás creía que iba a escuchar.

-Te quiero mucho.

Siente como el corazón se le llena de la más pura y absoluta felicidad, como se le tiñen las mejillas de rojo. Quiere comerle a besos, decirle que ella le quiere muchísimo más, que le adora con cada parte de su pequeño cuerpo, pero a pesar del estallido de sensaciones y emociones en su interior, con una calma innata en ella, responde casi al instante:

-Y yo a ti.

Quiere decirle más, pero guarda silencio. Siente que algo ha cambiado. Que es a partir de ESE momento, en el que las cosas tienen la opción de cambiar, sólo tiene que saber actuar, despacio, con calma. Casi sibilina. Sabe que con ayuda de su amiga pueden cambiar las cosas. Y eso es lo que le hace feliz.

domingo, 19 de febrero de 2012

Pictures

Me mira, y le devuelvo la mirada, de la manera más firme posible, retándole, dejándolo ver que no me acobarda, que pasó mucho desde esos momentos.

Entonces, cuando creo que esta vez sí, que tengo el control de la situación, de repente... Sonríe. Pero no es cualquier sonrisa, es ESA sonrisa, la que sólo le veía esbozar cuando estábamos juntos. Y poco a poco, me parece escuchar como mis ideas y mis teorías sobre la distancia, el auto control y el odio, se van haciendo pedacitos en mi cabeza, una por una.

Se acerca hacia mí, toma mi rostro entre sus manos, y presiona sus labios contra los míos. Apenas unos segundos, los suficientes. Ya no pienso, no quiero. No me importa la gente que hay a nuestro alrededor, ni el frío aire que despeina mi cabello. Vuelve a separarse unos centímetros, traspasándome con sus ojos pardos, en busca de alguna respuesta a una pregunta que jamás hemos formulado. Pero sé que lo sabe, sé que percibe el sordo tartamudeo de mi corazón contra las venas de mi cuello, sé que lo ve en mis mejillas súbitamente coloreadas de un rojo intenso, o en el brillo de mi mirada. Lo sabe. Siempre lo supo.

A pesar de todo, se acerca de nuevo para volver a besarme, esta vez durante más tiempo. Sé que espera una reacción por mi parte, pero la verdad es que me encuentro tallada en piedra, incapaz si quiera de devolverle el beso. ¿Cómo, si ha paralizado hasta mi última terminación nerviosa?

Finalmente se aleja de mí, vuelve a sonreír, y se da la vuelta para atender al resto de las personas que se encuentran en ese lugar. No soporto que juegue así, ya debería estar acostumbrada pero la verdad es que no lo es. Siempre que esos besos se repiten cuando nos vemos, desearía que el final variase, que después de sonreírme me dijese "Te quiero". Uno de verdad. Uno igual de sincero que los míos.

5 días.

jueves, 9 de febrero de 2012

Ni una más.


Es curioso... Apenas me quedan 14 días para verte... Y no sé si quiero hacerlo.

¿Sabes qué es lo malo de que te pases tanto tiempo sin llamarme ni contestar a mis escasos mensajes?: Que hablo con otra gente. Hablo con ellas de cosas que me gustaría hablar contigo, pero como estoy acostumbrada a que no estés para escucharlas, tampoco me importa demasiado.

Pero esas personas se preocupan por mí, dicen que no puedo seguir así, que tengo que ser un poco más egoísta. Dicen que no me mereces, que ahí fuera habrá alguien deseando quererme. Quererme de verdad, ¿Acaso sabes lo que es eso? ¿No? Ya te lo digo: Alguien que me querrá tanto como yo te quería/quiero a ti.

Estoy cansada.Esa es la verdad. Lo digo aquí y ahora, y podría rellenar cientos de hojas diciéndolo y ni aún así tendrías un atisbo de cuánto lo estoy. Cansada de dar, de esperar algo que cada vez veo más lejos que vaya a llegar. Cansada de esperar un número en la pantalla del móvil que nunca aparece. Cansada, cansada de ti y de tus juegos, de tu manía de aparecer y desaparecer cuando te conviene. Cansada de que una vez cada dos meses me digas lo importante que soy para ti, y no me lo demuestres. De tus besos de judas, de tus falsas sonrisas, de tus abrazos fingidos. Que no me creo nada. Cada vez lo tengo más claro.

¿No notas un cambio radical en mí? Entre la tonta inocente, dulce e ingenua que te llamaba cada día y la que ahora sólo te escribe cada 20 días? ¿No echas de menos quien era yo cuando estaba contigo? ¿Sabes que es lo que me demuestra todo esto? Que realmente no me conoces, que nunca lo hiciste. Y eso es lo que más me duele, que no seas capaz de verlo.


Que dicen que no hay mal que dure mil años, y empiezo a creerlo. He gastado 731 días de MI vida en ti, y no pienso gastar ninguno más.

Así que te veo en 2 semanas, pero será la última vez. Estoy segura.

jueves, 2 de febrero de 2012

:)

Ella era una chica como tú o como yo, no hacía nada bien, pero sí demasiadas cosas mal. Era esa clase de persona que vivía perdida en algún punto entre la dura realidad y sus sueños. La gente que la conocía siempre decía que vivía en un mundo aparte, siempre escribiendo esas historias de mentira en su cuaderno e inmersa en algún lugar de su imaginación. Una chica que se creía todo si se lo decían con una sonrisa, hasta la más despiadada de las mentiras.

Siempre pensaron que sencillamente, seguía siendo una niña. ¡Pero cuánto se equivocaban...!
Ella era una persona que sabía mucho de la vida, quizás demasiado. Si te asomabas a sus ojos azabache te dabas cuenta de que en su interior, únicamente se escondía un corazón cansado de sufrir a causa de las agresiones constantes, unos sentimientos que se mantenían en pie únicamente porque ella se había encargado de reconstruirlos una y otra vez a lo largo de su vida. A veces, la veía abrazarse a sí misma, como si así evitase romperse en pedazos.

Pero muy pocas personas se animaban a llegar hasta ahí. Simplemente la observaban a lo lejos, observaban su mirada perdida y a su fiel cuaderno entre sus manos, para después darse la vuelta y marcharse por donde habían venido. Al fin y al cabo... ¿Quién iba a molestarse en conocerla? Sólo era una chica más entre un millón, pero también te diré... Que en ese millón jamás encontré a alguien como ella.

martes, 24 de enero de 2012

Miss...

Hoy no me apetece hacer comparaciones, no tengo ganas de intentar desenmarañar todos los sentimientos que se encuentran en mi cabeza. No tengo ganas de negar nada, ni de rendirme ante nada. No tengo ganas de negar algo que es evidente desde hace mucho tiempo. Casi 2 años.

Te echo de menos. Echo de menos tu voz, tu sonrisa. Echo de menos esa mirada tuya que tanto te caracteriza, o quizás lo más correcto sería decir que echo de menos la forma en que me miras cuando me ves. Con un cariño inmesurable por un lado, y por el otro con una desleal seducción que aún hoy al recordarla, no puedo evitar estremecerme de la cabeza a los pies.

Echo de menos esos momentos en Madrid, esos incontables cafés y Coca colas, la cantidad de horas que pasamos juntos aquel verano, ese verano en el que sólo éramos tú y yo, sin problemas, sin mentiras, sin juegos. Sólo amistad. Sólo nosotros.

Echo de menos cuando me cogías de la mano y me decías que era tu amiga, que todo lo que pudieses hacer por mí era poco, pues aquella era la forma que tenías de demostrarme que me querías.

Echo de menos tus abrazos, y la sensación de descanso y seguridad que sentía entre ellos.

Echo de menos poder decirte que te quiero, echo de menos poder decirte las ganas que tengo de volver a verte.

Lo echo de menos... Y lo peor es que no lo sabrás.

miércoles, 4 de enero de 2012

Ajedrez.

Ha pasado casi un mes desde la última vez que escribí aquí... Y nada ha cambiado. Han habido días de querer tirar la toalla y otros en los que su voz era lo que más echaba de menos. Me he dado cuenta en todo este tiempo que no hay decisión posible que no vaya a cambiar. En parte porque él es así y porque yo también lo soy: Inestable y voluble.

El comienzo de año lo empecé con un firme propósito: Ser feliz. Y si ello requería tener que olvidarte, lo haría. Pero como siempre, parece ser que tienes un extraño radar que te hace volver de alguna manera cuando estoy a punto de rendirme. Leer tus sms siempre me causan la misma reacción: Los primeros 10 minutos, una sonrisa enorme abarca mi rostro, esa que sólo tú hacías aparecer. Sin embargo con el paso de las horas, comienzo a ver las cosas desde un punto más frío y visceral, analizando cada una de tus palabras y decidiendo como actuar en consecuencia. ¿Sabes? A veces comparo nuestra extraña "relación" como si fuese una partida de ajedrez. Yo muevo ficha primero, expectante. Y cuando tú realizas cualquier movimiento, soy capaz de pasarme horas deliberando cuál va a ser mi próxima jugada, siempre pendiente de ti, intentando anticipar cual será tu siguiente reacción. Echo de menos cuando no tenía que meditar mi comportamiento ni analizar mis palabras, echo de menos aquellos momentos en los que te daba un abrazo, o te decía "Te echo de menos", pero no porque lo pensase, si no porque me salía de dentro. Cuando todo era más simple, más sencillo simplemente porque en aquellos momentos, nada había cambiado. Tú seguías siendo tú, y yo seguía queriendo que lo fueses.

Pero siento decirte que la culpa de que me haya vuelto así, de que no sea la misma chica dulce e inocente de hace casi dos años... la tienes tú. Tú me has convertido exactamente en lo que eres, en alguien incapaz de entregarse al 100%. Quien soy yo ahora, te lo debo a ti.

Y por si fuera poco... Dentro de un mes y medio volveré a verte. Sé que me pasará lo mismo que la última vez, sé que intentarás manejarme a tu antojo. Siento decepcionarte, pero no lo harás. Pues mi frialdad no dejará que lo hagas.

Aún así, no te engañes. Sigo queriéndote tanto como el primer día, sólo que esta vez, llevaré bien guardados mis sentimientos bajo llave.