... Y todo aquello que ella evitaba, esas miles de horribles sensaciones que la recorrían por dentro. Todo eso reapareció en el momento más inesperado.
Bastó una sola mirada, una mirada que ya creía olvidada desde hacía mucho tiempo.
Luego, una sonrisa, de esas con las que siempre soñaba, pero a las que siempre lograba enterrar en el pozo de su propio olvido.
El cruel destino colocó todo eso ante sus ojos. Ella sólo quiso salir corriendo, traspasar aquellas estúpidas cuatro paredes y, simplemente, no ser nadie. Gritar hasta quedarse sin voz y llorar todo lo posible, sólo para saber con total certeza que ya no volvería hacerlo, que lo había olvidado
Quiso ser capaz de todo aquello, de no desvanecerse en esa sonrisa y poder ser fuerte ante una mirada que debía resultarle casi común.
Pero no pudo, aquello la superaba completamente.
ÉL la superaba continuamente cada vez que aparecía.
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