Regresó.
En parte porque tú le buscaste y en parte porque puede que él realmente lo quisiese así.
Volver a oír su voz tras dos meses fue como aplicar una descarga eléctrica a lo más profundo de tu corazón, a ese incógnito lugar que tú por propia precaución te habías encargado de cerrar y que sólo dejabas que lo que contenía aflorase de vez en cuando, cuando el dolor fuese insoportable y necesitases purgar esa pérdida en tu interior.
Volver a escuchar su voz, fue dejar la puerta abierta a los recuerdos, pues pasaron uno por uno ante ti en aquellos escasos 5 minutos. Volver a escucharle reír, a hacer planes contigo, a escucharle decir "¿Cómo estás?"
Eres fuerte y lo sabes. Pero todo lo que sientes por él te queda grande, tanto que ya no puedes moldearlo a tu antojo ni apartarlo cuanto más te convenga.
Pero una vez más, al finalizar la llamada, sonríes y te encargas de encerrarla en ese pedacito de ti que como sabes está a buen recaudo bajo llave. Pues esa es una de las llamadas que no puedes creerte, no otra vez, porque volverías a engañarte a ti misma y eso no está bien. Tantos engaños a la larga no pueden hacerte más que daño. Y es que... ¿De cuántas formas se puede destrozar un corazón y esperar de él que siga latiendo? Él ya lo había roto en muchas ocasiones, y tú sola te habías encargado de ponerle las vendas, tantas veces como él apareciese de nuevo.
Entonces te despiertas tal día como hoy, y te encuentras con una mención por su parte, un "ya queda menos" que no te esperabas y que por lo tanto vuelve a sacudir violentamente tu corazón. Aunque... mientras él mantenga esa distancia física, el daño no será comparable al que te causará si realmente vuelves a verle. Quizás va siendo hora de que vuelvas a mentalizarte, a aparentar que estás perfectamente, sólo por si acaso te lo vuelves a encontrar. Sólo por si en ese momento te pregunta "¿Qué tal estás?" Tú puedas sonreír y decir con esa paz que te caracteriza "Bien"
A pesar de que sea mentira.
-Cada vez tengo más claro que soy adicta al dolor.
- ¿Adicta al dolor?
-Sí, al exquisito dolor de amar a alguien inalcanzable
martes, 13 de diciembre de 2011
miércoles, 7 de diciembre de 2011
Again
Y es que la culpa es mía, por no querer marcharme del todo. Por seguir escribiéndote cada 15 días, por seguir velando por que estuvieras bien.
Y hoy tras un sms me has contestado " Me ha encantado!!! Qué ganas tengo de verte!!!!!"
Ojalá no lo hubieses dicho, ojalá no me hubieses hecho creer que es cierto, que de verdad tienes ganas. Sé que es mentira, como muchas de las cosas que me has dicho. Sé que de ser cierto ahora no estarías allí, que habrías movido mar, tierra y aire por venir aquí, a Madrid, aunque sólo sea para pasar un par de horas. De ser cierto me llamarías todos los días cada vez que tuvieses el más mínimo descanso.
Todo mentiras, únicamente meras palabras para mantenerme contenta.
Pero aún así... Ese mensaje ha hecho aparecer en mi rostro una sonrisa de esas que sólo tú me provocabas.
No puedo, no quiero seguir con esto. Estoy cansada. Sabes que te quiero, pero a veces es necesario parar, porque no es normal que anteponga mi felicidad a la tuya. Yo no era así. Hasta que llegaste. Y ahora por una cosa o por otra, no te terminas de marchar.
Y es culpa mía. Como al principio.
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