-Cada vez tengo más claro que soy adicta al dolor.
- ¿Adicta al dolor?
-Sí, al exquisito dolor de amar a alguien inalcanzable

miércoles, 19 de octubre de 2011

Y sucedió.


Tal y como predije, pasó exactamente lo mismo que me imaginé.

No tuve fuerzas para negar sus abrazos, ni ganas de reprocharle todo el daño que me había causado. Ni siquiera las tuve para ser yo misma, pues muchas veces te dije tiempo atrás "Sólo soy yo cuando estoy contigo".

El problema radica principalmente en que la persona que vi este fin de semana no eras tú. Físicamente sí, claro está. Pero no eras tú. No vi esa ternura que te caracterizaba, ni esas sonrisas sinceras, ni esa luz en tus ojos, ni ese sentido del humor que tanta gracia me hacía.

Y por supuesto, como mencioné. Volviste. Volviste para recordarme lo bien que encajaban nuestros labios cuando me besabas, volviste para demostrarme que eras capaz de hacer trizas mi orgullo una y otra vez. Pero no sentí nada. Absolutamente nada.

Qué bien sienta respirar al fin libremente... Pensé que este día no iba a llegar jamás. Y al final, cuando menos lo he esperado... Ha ocurrido.

Te doy las gracias. Millones de veces. Gracias por todo. Pero sobretodo por demostrarme que la persona que amé ya no existe.


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